Hijos míos, vengo a través de mi siervo para dar mi mensaje a toda la humanidad. Soy la madre de la oración, que repite siempre el mismo canto. ¡Ora, ora, ora! Ora con tu corazón. Reza por paz. Sólo en la oración profunda podréis tener un verdadero encuentro con Dios, quien llenará vuestras almas de paz y alegría y esta paz se desbordará al mundo entero. Ahora, Satanás realmente ha logrado arrastrar detrás de él a toda la humanidad al mal, a la oscuridad, a los vicios. Sólo una gran fuerza de oración puede todavía salvar tantas almas que ya están prisioneras de sus manos. Por eso, hijitos, os digo: rezad aún más intensamente mi Rosario. Orad sin cesar, porque sólo con el Rosario se podrá salvar este mundo enfermo. Sigan orando por la paz. Soy la madre que hace todo por sus hijos, pero exijo, exijo que tomen en serio mis mensajes! Obediencia, amor y, sobre todo, exijo fidelidad, sin la cual no podréis permanecer en mi gracia y en la gracia de Dios. ¡Ora, ora, ora! Bendigo a todos, especialmente a ti, mi hijito Marcos, el más dedicado, el más trabajador de mis hijos. Hoy, por motivo del Rosario Meditado 222, derramo sobre vosotros mis gracias de amor copiosamente y también derramaré estas gracias sobre las almas que vosotros en vuestro corazón escojáis. Gracias a ustedes mi Rosario Meditado se reza con amor por mis hijos y la llama de la fe permanece viva y al final la fe triunfará. Gracias a ti, gracias a las Horas de Paz que creaste, mis hijos realmente tienen un encuentro conmigo, me conocen, me aman, desprecian los vicios y el mundo y prefieren mi amor. Y en estos niños que hacen esto, gana mi Inmaculado Corazón. Bendigo a todos: desde Lourdes, desde Pontmain y desde Jacarei.
Messaje de San Jose
Yo, José, vuestro padre, os pido: seguid rezando mi hora cada domingo. Los amo a todos, la paz de Jesús. Los bendigo a todos.